El despacho de Erik ten Hag, el entrenador principal, está forrado de fotos de Michels, Van Gaal y Cruyff. Michels, perdedor una década atrás, ahora vencía. Bastaron seis temporadas para que el técnico implemente y desarrolle una filosofía basada en el concepto de fútbol total, cuya influencia se ha mantenido hasta el presente. Temporadas contabilizadas con ficha del primer equipo. Sus sentimientos demostraron claramente su visión y filosofía de gestión, mostrando que, incluso desde las primeras etapas de su carrera como entrenador, Van Gaal reconocía la importancia de fomentar los talentos de la cantera e integrarlos en un equipo tras una sofisticada y prolongada formación. Revolucionario en el discurso y la gestión del entorno, apunto estuvo de ser destituido en su segunda temporada como técnico azulgrana, pero una final de Copa del Rey resuelta con goles de Guillermo Amor y Julio Salinas, le permitió seguir en el cargo. En 1911 fue aceptado para competir en primera división, y en 1917 logró su primer título al ganar la copa neerlandesa frente al PSV por cinco goles a cero. La primera de los ajacied, con Rinus Michels como entrenador.
Como sabemos todos a estas alturas, ninguno de los dos conjuntos llegaba en su mejor momento. Lo tenía todo, algo nunca visto hasta ese momento. El finlandés, goleador a menudo en un equipo que no siempre jugaba con un nueve, situado en la mediapunta era el Bakero del Ajax de Van Gaal. Con defensa de tres los primeros años y de cuatro al final, laterales rápidos y férreos en la marca, Koeman saliendo limpio, Guardiola a partir del 91 como centro estratégico del tablero, el equilibrio de Amor, la inteligencia de Txiki, la amplitud de Goikoetxea, la agresiva profundidad de Hristo Stoichkov, la brillantez de Laudrup o el pase atrás de Bakero. Tras la salida de Cruyff del Barça y después de la convulsa temporada con Robson como técnico culé, el propio Pep Guardiola reconocería que si permaneció en el club fue para poder ser entrenado por el autor de tan maravillosa obra. El único gol del partido, que vale el título, es obra de Johnny Rep a los cinco minutos, al rematar de cabeza un centro de Blankenburg.
Mientras el Barça ganaba al APOEL con gol de Piqué, el Ajax conseguía empatar ante el PSG en Amsterdam. Era el Clásico del morbo, con la presencia de Cruyff enfrente del Ajax con la camiseta del enemigo. Aunque muchos señalaran la figura del 4 o el falso nueve, a Cruyff le gustaba decir que la verdadera clave del equipo era la posición del 6. Situado en la mediapunta, era el encargado de recibir el balón de espaldas y devolverlo de cara al compañero. El que tocaba de espaldas y servía de cara, el que llegaba sin avisar cuando no se le esperaba. Ya no estaban Cruyff, ni Rep, Resenbrink, Neskeens o Krol, a quienes habían sustituido Koeman, Rijkaard, Gullit o Van Basten, hijos del germen que se plantó entonces. La propuesta del Dream Team, estimulante y protagonista, convenció a los más escépticos y enamoró a propios y extraños. El gol de los de casa lo firmaba otro danés con buena pegada, de libre directo con la colaboración del meta Sirigu. Se movió con libertad, regateo cómo sabe hacer y robó un par de balones muy peligrosos, fruto de ellos llegó el gol del melenudo charrúa. Dos faltas directas, una “”tocada” a gol y otra golpeada con violencia al palo.
11 / 21Frank De Boer (1988-99): Era un defensa versátil que podía jugar de central y de lateral izquierdo con una gran visión de juego y muy elogiado por su calidad. En el medio dos interiores: Serero fue el más activo y provocó la falta que daría lugar al empate y Klaassen, que portando el 10 se escondía en ataque para desaparecer en defensa. El balcón, desde el que se tiene una magnífica vista de la plaza Leidseplein, es el lugar donde el club de fútbol Ajax celebra los títulos con los que se alza. A esa época, la más brillante en la historia del Ajax con la conquista de tres Copas de Europa consecutivas y seis títulos de Liga, le han seguido bastantes años de inevitable transición. Fue además el máximo exponente de los años dorados del club -vencedor de tres Copas de Europa y una Copa Intercontinental- y considerado como el mejor jugador neerlandés de la historia con tres designaciones del Balón de Oro en su historial. En 1962 el Ajax entró en un periodo de declive que le llevó a flirtear con el descenso en la temporada 1964-65. Entonces llegó la hora de apostar a todo o nada por un ex jugador del club al que antes hemos mencionado y cuyo nombre de guerra era Rinus Michels.
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