Y, sobre todo, al joven público que tan receptivo y entusiasta resultó. Así que hacia 1984 el panorama había sufrido un cambio radical. Nacidos en Plasencia -un pueblo de la región española de Extremadura- y comandados por el carismático Roberto Iniesta, el grupo fue al rock urbano de los noventa (y siguen siendo, todavía hoy) lo que los Leño al viejo Rrollo de los setenta.